entrega 4

Eduard no tuvo nada que objetar. Andaba muy ocupado en fortalecer su impresión de superioridad moral. Su noción de arrepentimiento se había traducido en ese periplo odioso que los llevó de la tierra de Joseph Smith hasta el lugar donde las cosas parecían haberse detenido.
Para la señora Evans, sin embargo, la distancia no había alejado el peso de lo política y moralmente correcto. Veintiocho años de su vida bajo los ojos de todos había sido suficiente. Llegar a este lugar, a este "ninguna parte" había aparecido como una tabla salvadora.
A pesar de aquello, un par de años de impecable performance se impusieron. Más tarde, el accidente de Eduard dejó el terreno abierto.
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