entrega 8

El se levantó de la silla y cruzó el salón. Empezó a llover y un fuerte ruido se dejó oír. Lucilla echó atrás la cabeza y las puntas de sus cabellos rozaron el abrigo de Eduard mientras pasaba.
Una vez afuera, terminó su cigarrillo. Las gotas iban a arruinar sus zapatos nuevos. Subió a su automóvil y encendió la radio. Avanzó por la carretera, las luces iban desapareciendo, era viernes y había que preparar la maleta, mañana tal vez buscar un pequeño regalo para ella en el aeropuerto.
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