entrega 6

Evans y el niño tenían un rol decorativo en este asunto, en esta construcción del ciudadano ejemplar y cultivado y el amor que Eduard sentía por ellos era puramente estético.
Evans lo había entendido perfectamente hasta entonces. Había sido cuidadosa en los furtivos encuentros con algunos tipos: siempre lejos del condado, siempre utilizando nombres falsos. No estaba dispuesta a correr el menor riesgo.
En alguna ocasión sintió el roce mágico del momento perfecto, mirando correr a su hijo, viendo a Eduard leyendo en el jardín en un día soleado, haciendo el amor en medio de un campo de trigo. Después se extendió el invasor y persistente aburrimiento.
0 comentarios